Hoy se precisa reflexionar una vez más sobre la presencia del ejemplo de Martí.
En la lucha inclaudicable de nuestro pueblo.
De su luminosa vida de penurias y sacrificios parte esa carga emocional que
Conmueve y moviliza a la actual generación de cubanos.
Anda Martí gallardo y sencillo en su itinerario latino-americano denunciando al enemigo que colonializa, y no hay barreras que no derrumbe la lógica tenaz de sus palabras inflamadas por el fuego de la Patria ausente.
Las calles de Nueva York observan su andar ágil y puntual,en la modestia de la levita raida por el uso que desafía el clima helado,pero, lo que se colecta es para armas y ni un centavo toma EL Maestro para mejorar su humilde vestuario.
Ya en Cuba,con la pesada mochila al hombro sube lomas a pié o a caballo,mientras el pudor del dolor se expresa en su silencio.
Ni los más terribles malestares y vicisitudes de la salud le doblegan; anda triunfal y sonriente respirando ávido el aire de la Patria; el asume la penuria corporal de Las dificultades esofágicas y cardiovasculares con entereza, la lesión pulmonar no merma su respiración; el quiste inguinal que no sana y el tumor testicular que se reproduce,amén de la huella supurante del grillete no acortan sus pasos.
Anida su corazón en la entrega total por Cuba y ella inunda la correspondencia y sus delirios de libertad hasta el centellear de la caida en Dos Ríos.
Es su magnífico sufrimiento el que nos acerca,es su obsesión por la Guerra Necesaria contra el enemigo la que nos alerta;son sus premoniciones sobre el norte revuelto y brutal que nos desprecia la que nos previenen.
El está en la gallarda silueta de Fidel,en su pensamiento universal y luminoso; en su vida sin quejas pronunciadas ante el dolor y los sufrimientos.
Martí vive con orgullo en el Comandante en Jefe y en su obra gigantesca anda la sencillez rotunda del Apóstol.